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LA MISTERIOSA “MINA DEL CORALILLO”: ENTRE LEYENDAS, HISTORIA Y PELIGRO EN LA SIERRA DE SONORA

  • Roberto Quintero M.
  • hace 5 minutos
  • 2 Min. de lectura

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Agua Prieta, Sonora.–

Entre los paisajes agrestes del norte de Sonora, en la zona serrana comprendida entre Ímuris y Cananea, se oculta un vestigio del pasado minero del estado: la enigmática “Mina del Coralillo”, una excavación que ha despertado tanto la curiosidad de exploradores como el interés de quienes se sienten atraídos por sus historias y leyendas.

 

Desde hace décadas, esta región ha sido terreno fértil para la extracción de minerales como cobre, oro, plata y grafito. Grandes empresas mineras, junto con pequeños buscadores, han dejado su huella en las montañas, formando túneles y oquedades que hoy son testigos silenciosos de una era de intensa explotación de recursos naturales.

 

Un túnel que parece no tener fin

La llamada Mina del Coralillo se encuentra alrededor del kilómetro 145 de la carretera Ímuris–Cananea, y se distingue por su forma: una excavación horizontal que penetra la roca maciza, semejante a un túnel ferroviario, aunque de menor tamaño. Quienes han logrado acercarse describen un camino estrecho, húmedo y con olor a tierra y minerales, donde la oscuridad parece no tener fin.

 

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De acuerdo con habitantes de la zona, este sitio fue una mina de plata operada por dos ingleses a finales del siglo XIX, cuando el ferrocarril llegaba hasta San José de Ímuris, considerado entonces uno de los puntos más altos de la región.

 

“Está pasando la construcción que están haciendo los soldados, pasando la virgen… hay un lugar muy popular para subir a la cueva. El camino es peligroso, está húmedo, huele mal, y se siente tétrico, como si el tiempo se hubiera detenido”, relatan algunos vecinos.

 

Entre historia y peligro

Con el paso del tiempo, la mina ha sido envuelta en leyendas. Algunos aseguran que era parte de un antiguo camino minero que conectaba Ímuris con Cananea; otros dicen haber recorrido todo el túnel y salido por un punto remoto cercano a la carretera. Sin embargo, más allá de los relatos, el sitio representa un riesgo real.

 

En su interior habitan murciélagos y otras especies silvestres, y el aire puede contener fragmentos secos de guano que resultan peligrosos al ser inhalados. Autoridades locales y residentes advierten que no es recomendable ingresar sin el equipo de protección adecuado, pues la estructura es inestable y el terreno accidentado.

 

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Un vestigio del impacto humano

La Mina del Coralillo es más que una curiosidad geográfica: es un recordatorio del impacto ambiental que la minería ha dejado en Sonora. Cada túnel, cada cueva artificial, muestra cómo la mano del hombre ha transformado el paisaje natural, muchas veces sin medir las consecuencias ecológicas.

 

Hoy, el lugar se mantiene como un testigo silencioso del pasado minero del estado, un sitio donde convergen la historia, la naturaleza y el misterio, y donde el resplandor de la plata se apagó hace mucho, pero la fascinación por descubrir sus secretos sigue viva.

 
 
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