DEL PAN CON MIEL AL PAGO NAVIDEÑO: LA HISTORIA DEL AGUINALDO A TRAVÉS DE LOS SIGLOS
- Roberto Quintero M.
- 9 nov
- 2 Min. de lectura

Ciudad de México.-
Antes de ser una prestación laboral obligatoria, el aguinaldo fue un gesto de generosidad, salud y buenos deseos. Mucho antes de que llegara a las oficinas o se depositara en una cuenta bancaria, el aguinaldo se repartía en forma de frutas, pan con miel y regalos simbólicos, que los pueblos antiguos intercambiaban durante el invierno para atraer prosperidad y buena fortuna.
De los celtas a Roma: regalos para atraer la suerte
De acuerdo con el investigador Rafael Sánchez Domingo, de la Universidad de Burgos, el origen del aguinaldo se remonta al pueblo celta, donde era conocido como eguinad, el regalo de Año Nuevo. Los celtas creían que ofrecer dátiles, frutos secos o panes dulces garantizaba un ciclo próspero.
Posteriormente, los romanos adoptaron la costumbre y la llamaron strenae, palabra que significaba presagio u obsequio. Estos regalos se ofrecían en honor a Strenia, diosa de la salud y la buena suerte. Entre los presentes más comunes estaban dinero, frutas escarchadas, miel y confites, todos símbolos de abundancia y nuevos comienzos.
El aguinaldo mexicano: dulzura, tradición y comunidad
En México, la palabra “aguinaldo” conserva un significado profundamente festivo. Según la PROFEDET, este término se refiere también a las bolsas de frutas y dulces que se entregan a los niños durante las posadas decembrinas.
La gastrónoma Jimena Cúellar Juárez explica que, en su forma tradicional, los aguinaldos se entregaban en canastas de mimbre o bolsas de celofán adornadas, llenas de tejocotes, caña, naranjas, mandarinas, cacahuates y colaciones de vivos colores. Con el tiempo, estos paquetes evolucionaron hacia versiones más comerciales, con dulces industriales y envolturas modernas, aunque conservan su espíritu festivo.

De la gratitud al derecho laboral
Durante la Edad Moderna en Europa, el aguinaldo se transformó en una muestra de agradecimiento hacia quienes ofrecían servicios públicos: faroleros, barrenderos o carteros recibían propinas o regalos durante las fiestas. Esa práctica derivó en la “cesta navideña”, una tradición extendida en España y otras regiones europeas, que incluía vino, turrones o embutidos.
Con el tiempo, esta costumbre inspiró la paga extraordinaria de fin de año, que hoy conocemos como aguinaldo laboral, instituido en México como una prestación obligatoria para reconocer el esfuerzo de los trabajadores.
Un gesto que mantiene su esencia
Aunque el aguinaldo moderno se mide en pesos y centavos, su espíritu original permanece intacto: compartir alegría, abundancia y esperanza al cerrar un ciclo. Desde los frutos secos de los celtas hasta las bolsitas de dulces en las posadas mexicanas, el aguinaldo continúa siendo un símbolo de unión, gratitud y buenos deseos para el año que inicia.







