“TACOS DE PERRO”, EL SABOR CALLEJERO QUE CONQUISTÓ NOGALES Y SE VOLVIÓ LEYENDA SONORENSE
- Roberto Quintero M.
- 5 ago
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No, no son de perro: estos clásicos tacos con papa, repollo y chiltepín tienen historia, identidad… y mucho sabor
Agua Prieta, Sonora.-
En el vasto y sabroso mapa culinario de Sonora, hay platillos que trascienden generaciones y fronteras, convirtiéndose en verdaderas joyas de la cocina popular. Tal es el caso de los peculiares y queridos “Tacos de perro”, un clásico de la ciudad de Nogales que, pese a su nombre, nada tiene que ver con canes, pero sí con tradición, ingenio y sabor callejero.
Originarios de los años 60, estos tacos dorados de tortilla de maíz rellenos de carne con papa, bañados con una salsa casera de tomate, cebolla, chiltepín y coronados con repollo y un toque de limón, han sido durante décadas una opción económica y deliciosa para locales y visitantes.
Su curioso nombre ha causado toda clase de rumores, pero en realidad, la versión más popular apunta a una expresión coloquial: cuando alguien “anda de perro”, es decir, con poco dinero, recurre a estos tacos callejeros por ser accesibles y llenadores. Sin embargo, el nombre también ha servido para darles una identidad única que genera conversación y hasta orgullo entre los nogalenses.

“No son de perro, pero son de la calle. Tienen papa, repollo, salsita de tomate y un limonazo… están pasadísimos. Es algo muy de Nogales”, comentó un ciudadano nostálgico que recuerda estos tacos como parte fundamental de su infancia.
Un ícono fronterizo
A lo largo de los años, los tacos de perro han pasado de ser una opción de supervivencia a un símbolo culinario de Nogales, con múltiples puestos que los ofrecen en diferentes puntos de la ciudad. Su fama incluso ha comenzado a cruzar hacia otros municipios sonorenses, aunque siguen siendo un sabor muy ligado al norte fronterizo del estado.
Hoy en día, para muchos nogalenses, probar un taco de perro es más que comer: es revivir recuerdos, conectarse con la ciudad y abrazar una tradición que nació en la calle y se quedó en el corazón.
Así que la próxima vez que visites Nogales, no te vayas sin probarlos. Porque en Sonora, hasta el taco más humilde puede tener la historia más sabrosa.