“LAS 12 UVAS DE LA SUERTE”: ENTRE DESEOS Y PROPÓSITOS, EL RITUAL QUE MARCA EL INICIO DEL AÑO NUEVO
- Roberto Quintero M.
- hace 3 horas
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Las celebraciones de Año Nuevo llegan este 31 de diciembre y, con ellas, el tradicional brindis, la cena y los abrazos que reencuentran a familiares y amigos. Pero además del ambiente festivo, también regresan los rituales para atraer la abundancia, la prosperidad y la buena fortuna. Y entre todos ellos, uno perdura como símbolo universal de esperanza: comer las 12 uvas a la medianoche.
La pregunta que cada diciembre se repite es la misma: ¿se piden deseos o se establecen propósitos al comerlas? La respuesta es tan amplia como las creencias: cada quien decide cómo vivir este momento cargado de significado.
Un ritual con historia y sabor a tradición
En diversas culturas del mundo, la comida se convierte en un mensaje de suerte. En Italia, se sirven lentejas estofadas al inicio del año para llamar al dinero; en Grecia, un pastel con una moneda oculta promete fortuna a quien la encuentre.
En México, Portugal y gran parte de Latinoamérica, las protagonistas son las uvas, tradición que viajó desde España y terminó por echar raíces.

El origen del ritual tiene dos versiones conocidas. La primera se remonta a 1882, cuando la burguesía española adoptó la costumbre francesa de cenar uvas y champán en Nochevieja. En señal de sátira, un grupo de madrileños acudió a la Puerta del Sol para comer uvas al compás de las campanadas, naciendo así el primer antecedente popular.
La segunda versión sitúa la tradición en 1909, cuando una gran cosecha de uvas en Alicante llevó a los productores a promocionarlas como “Uvas de la Suerte”, incentivando su consumo en Año Nuevo para evitar pérdidas. La propuesta funcionó: la costumbre se expandió por España y cruzó el Atlántico hasta América Latina, donde se convirtió en un ritual imprescindible.
¿Deseos o propósitos? La magia está en la intención
La tradición señala que, al dar la medianoche del 1 de enero, deben comerse 12 uvas en un minuto, una por cada campanada y cada mes del año. Cada uva representa una intención:
Para algunos, un deseo: salud, amor, trabajo o bienestar.
Para otros, un propósito: ahorrar, viajar, iniciar un proyecto, mejorar hábitos.
No hay reglas estrictas; lo importante es la conexión personal con cada uva y el significado que se le otorga. Lograr terminar las 12 a tiempo es, según la creencia, un augurio de buena suerte para el año entrante.
Entre superstición y celebración
Más allá de la discusión entre deseos o metas, el ritual de las uvas mantiene viva una tradición que combina simbolismo, esperanza y unión familiar. Es un momento para mirar al futuro con optimismo, cerrar ciclos y abrir la puerta a nuevas posibilidades.
Así que esta medianoche, entre risas, apresuros y cuidado de no atragantarse, miles de personas repetirán el mismo gesto que desde hace más de un siglo acompaña la llegada del Año Nuevo.
Porque, al final, las uvas no solo hablan de suerte o propósitos… hablan de comenzar con ilusión.







