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ENTRE LA TRADICIÓN Y EL FIESTEO: ARRANCA EL MARATÓN “GUADALUPE–REYES” EN PLENA EFERVESCENCIA DECEMBRINA

  • Roberto Quintero M.
  • hace 9 minutos
  • 2 Min. de lectura

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Estamos en pleno mes de diciembre, una de las temporadas más intensas del año por la cantidad de reuniones, posadas y fiestas que llenan las agendas de familias, amigos y compañeros de trabajo. En medio de esta efervescencia surge el conocido maratón “Guadalupe–Reyes”, un periodo que mezcla profundamente la tradición religiosa con el espíritu festivo que caracteriza a estas fechas.

 

El nombre del maratón proviene de las celebraciones que abren el 12 de diciembre, con el Día de la Virgen de Guadalupe, y concluyen el 6 de enero, con la llegada de los Santos Reyes Magos. Entre ambas fechas se desarrollan eventos clave: las tradicionales posadas, los festejos de Nochebuena, la Navidad y, por supuesto, la bienvenida al Año Nuevo.

 

La raíz religiosa del maratón

Dentro de la tradición cristiana en México, las posadas conservan un profundo simbolismo: la representación del peregrinar de José y María antes del nacimiento de Jesús, los cantos de villancicos y la clásica piñata de siete picos, que simboliza la lucha contra los siete pecados capitales. A esto se suman los antojitos, las bebidas típicas y el ambiente familiar que envuelve cada celebración.

 

La otra cara: la fiesta sin descanso

Sin embargo, con el paso del tiempo el maratón ha adquirido un significado mucho más festivo que espiritual. Para muchos, este periodo se ha transformado en una carrera de celebraciones continuas, donde las reuniones, el consumo de alcohol y el ambiente nocturno toman protagonismo.

Personajes del imaginario popular —como “el Capitán Guarniz”, “Jaime el Duende”, “La Guayaba y La Tostada” o el famoso “Changoleón”— se mencionan en tono humorístico para representar a quienes cumplen el maratón “como los grandes”.

 

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Incluso en las propias posadas, gran parte de la ceremonia tradicional ha quedado relegada, aunque persiste el espíritu de convivencia, los regalos y la oportunidad de compartir con los seres queridos.

 

Una temporada de reflexión… o de fiesta

Ya sea desde un enfoque religioso o desde un ánimo plenamente festivo, diciembre se convierte en un mes convulso: calles saturadas, comercios abarrotados y restaurantes llenos de personas celebrando cualquier motivo.

Lo cierto es que, al final, cada quien vive el “Guadalupe–Reyes” a su manera, pero siempre con la recomendación de hacerlo con responsabilidad, cuidando de uno mismo y de los demás para disfrutar unas largas y felices fiestas decembrinas.

 

 
 
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