CUANDO EL OTOÑO PESA MÁS: EL TRASTORNO AFECTIVO ESTACIONAL Y CÓMO ENFRENTARLO
- Roberto Quintero M.
- 15 oct
- 2 Min. de lectura

Agua Prieta, Sonora.-
Con la llegada del otoño, los paisajes dorados, el aroma de las bebidas calientes y la sensación acogedora del hogar parecen anunciar una temporada tranquila. Sin embargo, para muchas personas, esta época también trae consigo un cambio emocional profundo, marcado por la tristeza, el cansancio y la desmotivación sin causa aparente.
La ciencia ha identificado este fenómeno como Trastorno Afectivo Estacional (TAE), una forma de depresión relacionada directamente con los cambios de estación, en especial con la disminución de la luz solar.
Una depresión con calendario
El TAE altera el estado de ánimo de manera cíclica. La reducción de horas de luz desajusta el reloj biológico interno, afectando el sueño, el apetito y la energía. La menor exposición solar también reduce la producción de serotonina, neurotransmisor que influye en la felicidad, y aumenta la melatonina, hormona que induce el sueño.
Entre los síntomas más comunes se encuentran la apatía, irritabilidad, aislamiento social, fatiga, dificultad para concentrarse y un notable aumento del apetito, especialmente por alimentos ricos en carbohidratos.

Diagnóstico y tratamiento
Para que un especialista confirme el diagnóstico, los episodios deben repetirse durante al menos dos años consecutivos y coincidir con las mismas estaciones. Los factores de riesgo incluyen vivir en regiones con inviernos largos o poca luz solar, tener antecedentes familiares de depresión y, en mayor medida, ser mujer.
Afortunadamente, este trastorno tiene tratamiento. Los expertos recomiendan aprovechar la luz natural, realizar actividad física, mantener una rutina estable y cuidar la alimentación. En casos más severos, la fototerapia, mediante lámparas que simulan la luz solar, puede mejorar significativamente los síntomas.
Cuidar la mente también es salud
Si cada otoño notas que tu ánimo decae, no lo tomes como una simple “tristeza pasajera”. Buscar ayuda profesional y reconocer que existe una base biológica detrás de estos cambios emocionales puede marcar la diferencia.
El otoño no tiene que ser sinónimo de oscuridad interior: puede convertirse en una oportunidad para la introspección, el autocuidado y la renovación emocional.







